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Caza

Cazadores como Primera Línea de Defensa

El importante rol del Cazador en la prevención de enfermedades

Autor: SENASA

Fecha publicación: 22/03/2022

Las jornadas de caza permiten compartir momentos, ejercitar el cuerpo y la mente, y generar recuerdos y anécdotas. La actividad se considera recreativa o deportiva. Sin embargo, también podemos asociar esta actividad con la responsabilidad y el rol cívico de los cazadores.

Los animales, así como las personas, pueden transportar y transmitir agentes patógenos aun pareciendo sanos. Por ejemplo, los jabalíes que tienen triquinosis, una enfermedad producida por un parásito, se ven sanos pero el consumo de su carne puede hacer que las personas se enfermen. La triquinosis es una enfermedad muy conocida que se transmite por el consumo de carne cruda o mal cocida de cerdos, jabalíes y otras especies silvestres. El parásito que la produce se aloja en el músculo y se transmite de animal en animal a través del consumo de carne cruda que esta parasitada. También puede afectar a los humanos. Cuando una persona se enferma puede sentir dolor muscular, dolor de cabeza, tener fiebre, temblores e hinchazón de párpados. La gravedad de los signos dependen de la cantidad de parásito consumido y del estado general del paciente. En casos graves puede producir la muerte de la persona.

Otras veces los animales silvestres se enferman y mueren. En el caso del jabalí, algunos de los patógenos que los afectan pueden ser altamente letales tanto para el mismo jabalí, como para los cerdos domésticos, como el virus de la peste porcina africana (PPA). Esta enfermedad estuvo presente en Brasil a fines de los años ’70. Sin embargo, desde 1984 no existía en el continente americano. Actualmente la enfermedad se expande por Asia y Europa diseminándose en gran parte a través de las poblaciones de jabalíes. La PPA no solo afecta a las poblaciones silvestres, sino también a los cerdos domésticos de producción. Si bien no representa un peligro para la salud humana, es devastadora para la economía agropecuaria. Se calcula que en 2019 se perdieron un tercio de los cerdos de China por la enfermedad y las medidas de control de la misma. Dado que no existe vacuna, la única medida disponible en la actualidad para detener el avance de esta patología es el sacrificio de los animales enfermos y sus contactos. En agosto del año pasado la enfermedad volvió a ser detectada en el continente americano, en República Dominicana y Haití.

Descriptas estas dos enfermedades de gran impacto en la salud animal y humana respectivamente, la pregunta que surge es ¿Cuál es el rol del cazador en relación a la prevención de enfermedades? Los cazadores actúan como nuestros ojos en el terreno. Es imposible para las autoridades sanitarias observar todo el tiempo a todas las poblaciones animales, tanto domésticas como silvestres. El Senasa se ocupa de monitorear las poblaciones domésticas de animales de producción, las cuales se encuentran confinadas y con sistemas de identificación y registros de movimientos. La vigilancia en poblaciones silvestres es más compleja de llevar a cabo y requiere de la colaboración de muchos otros actores, como autoridades de fauna, guardaparques, investigadores, proteccionistas, entre otros. Como vimos en los ejemplos previos hay enfermedades que están asociadas a animales silvestres, que afectan al hombre y a la producción ganadera, con las consecuencias económicas y sociales asociadas. La prevención y la detección precoz son las mejores herramientas disponibles. En este sentido, los cazadores se encuentran en el terreno, en primera fila, observando a las especies que actúan como reservorio de patógenos.

Para el caso de peste porcina africana es muy importante que los cazadores conozcan la enfermedad. En jabalíes la presencia de la misma se detectaría a través de la presencia de animales muertos o animales con comportamiento alterado o parálisis del tren posterior. Por eso, si se encuentran jabalíes muertos, o incluso carcasas o huesos de jabalíes, se debe notificar de manera inmediata a la oficina local de Senasa más cercana, por mail a notificaciones@senasa.gob.ar o a través de la App oficial "Notificaciones Senasa". No se debe tocar ni movilizar el cadáver ya que el virus de la PPA es muy resistente y puede ser transportado en el calzado o la ropa, actuando como fuente de contagio para otros cerdos. Es muy importante hacer visible el lugar donde se ha encontrado el cadáver y registrar las coordenadas lo más exactamente posible para informar al Senasa. Si bien en la actualidad la enfermedad no ha sido detectada en nuestro país, otra recomendación para prevenir su dispersión es limpiar y desinfectar los equipos de caza en el lugar. No se deben utilizar productos caseros derivados de la carne de animales cazados para alimentar a otros animales. Por último, los cazadores no deben tener contacto regular con cerdos domésticos.

La notificación de esta y otras enfermedades animales es una obligación establecida en la normativa vigente y también una responsabilidad y un compromiso para con el patrimonio sanitario de nuestro país.

En el caso de la triquinosis toda carne de animales silvestres debe ser analizada antes de su consumo para descartar la presencia de larvas de Trichinella spp. en el músculo. Esto se puede realizar en laboratorios oficiales del Senasa, municipales o privados que realicen el test de digestión artificial. También en este caso, para evitar que los cerdos domésticos se contagien, no se deben utilizar restos de los animales cazados para alimentación otros de animales.

Actuar lo antes posible ayuda a reducir las consecuencias negativas de las enfermedades. La prevención es la mejor herramienta disponible a nuestra disposición. Como dice el dicho "es mejor prevenir que curar". Informar sobre la presencia de jabalíes muertos puede permitir la detección precoz de una enfermedad como la PPA y mejorar las chances de controlarla y eliminarla lo antes posible. Analizar la carne de jabalí antes de comerla nos evita el riesgo de enfermarnos.

Existen numerosas enfermedades que afectan a los animales silvestres y que tienen impacto en la producción ganadera, la sanidad animal, la salud pública y la conservación de la biodiversidad. Solo trabajando en conjunto se puede lograr un adecuado manejo de las mismas para reducir sus consecuencias negativas.

Créditos foto: Proyecto ENEEI

SENASA

Servicio Nacional de Sanidad
Y Calidad Agroalimentaria

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