Armas
Autor: Rubio Gustavo S.
Fecha publicación: 01/08/2024
La historia de la humanidad lo ha dicho: el desarme civil atenta contra la libertad y afianza las dictaduras. Stalin, Mao, Castro entre muchos otros lo sabían. Chávez no fue ajeno y hoy Maduro es dueño y señor de la vida de los venezolanos.
El pasado domingo 28 de julio del 2024 se confirmó, para aquellos negadores seriales ignorantes o militantes, la situación institucional gravísima que vive Venezuela. El velo se ha corrido y la caída en el abismo se ha acelerado. La democracia y la libertad ya no se mueren de hambre como los hermanos venezolanos en los últimos años frente a pasividad de los gobiernos políticamente correctos y aliados de la "Patria Grande" sino que se desangra a la velocidad de una arteria lacerada con el abuso estatal perpetrado por el dictador Nicolás Maduro. Los disturbios en las calles y las protestas frente a un régimen opresor violento que no duda en dibujar los números de las elecciones tienen, por un lado, al pueblo, hambreado e indefenso y, por otro, alas fuerzas gubernamentales y a las fuerzas paraestatales denominadas colectivos bolivarianos ensañados en salvar el pellejo porque si cambia el gobierno, van presos.
Estos colectivos bolivarianos, militantes chavistas en motitos, patoteros y matones se dedican a tirotear y balear a los manifestantes disidentes con la impunidad que les da el ser amigos del poder. Son el brazo de armado del régimen socialista aliado a Irán, China y Rusia. Unos camisas pardas intocables que visten los colores rojos sangre del Che. Criminales armados que se cargaron a la Miss Venezuela en las primeras marchas en contra del chavismo y en estos días asolan a quienes buscan manifestarse en contra del atropello institucional. Las filmaciones desde los departamentos de Caracas mostraban como apuntaban y disparaban sin prejuicio alguno, tomando puntería, contra todo aquel que no usara uniforme o los colores del partido. Son los pilares que el populismo latinoamericano genera si el tiempo en el poder es el adecuado.
Esta aberración social y asesina pudo ser posible sólo gracias al desarme civil impuesto por Chávez a principio de la primera década del siglo XXI. Venezuela era un país de grandes diferencias sociales e historia de violencia, la corrupción estaba a la orden del día y el desánimo era grande. En la euforia que siguió al ascenso al poder de Chávez, siguieron medidas disfrazadas de "bien común" "bien mayor" "estado superior" "ideal bolivariano" en las que incluían la pacificación de Venezuela y servían para prevenir el crimen y la violencia armada. Es así que tomando los protocolos de desarme de la ONU para países en conflicto y el nefasto manual de desarme que circula entre las luminarias progresistas de bajo voltaje en la región, se idea un plan para el control de las armas legales.
Entre muchos desarmistas mentirosos que "vendieron" esa panacea "progre" y que resultó un negocio ideal para los que estaban en el poder, nos encontramos con Gabriel Conte y Martín Appiolaza. Dos personajes nefastos de Mendoza y con lazos cercanos a la Red Argentina para el Desarme (y ONGs endogámicas que sirven como trampolín al Congreso a varios seres turbios que asesoran a legisladores y funcionarios actualmente), capital nacional argenta del desarme y a raíz de esto, crisol de la proliferación de las bandas narcos armadas, cifras siderales de muertes en hechos de delincuencia y bastión de la pérdida de derechos individuales (Santa Fe no se le queda atrás y la Pcia de Buenos Aires que ya puso los dos pies en esa doctrina con Scioli) fueron un tiempo a "asesorar" al gobierno de Chávez en el comienzo del camino a lo que iba a ser un "totalitarismo constitucional".Es así que la tarea de Conte y Appiolaza, que ocupaban en el 2006 cargos en "organismos internacionales" que se encargaban del poco especificado "tema de la violencia", se enmarcaba en una reforma integral del sistema de seguridad que debía poner fin a la violencia armada estatal e institucional apadrinada por Amnistía Internacional enfocándose en manotear las armas de los ciudadanos. Fiel al manual anti derechos individuales, extendiendo la culpa a la mayoría y no focalizando el problema, Appiolaza afirmó en ese momento que "El objetivo es bajar la violencia armada y mejorar la capacidad de control de las policías. Hay un nivel alto de violencia armada que ha ido creciendo al ritmo de toda América Latina", Conte le agregó las cifras incomprobables de las armas ilegales, claves de la mentira desarmista:"Hay estimaciones que hablan de 9 millones de armas entre legales e ilegales." Y es así que concluyó que "Tenemos que trabajar sobre acciones a corto, mediano y largo plazo"...
Dichas acciones que el gobierno chavista impulsó al poco tiempo incluyeron reformas constitucionales (una de las tantas que sufriría ese país) para centralizar el poder policial y que quedara bajo el poder político. Appiolaza sabía lo que había pasado en Mendoza en el ´98 y ya se veían las consecuencias. En vez de que la policía actúe independientemente bajo la lupa de un organismo de control, la policía actúa bajo la órbita del político de turno... eterno en el caso del populismo.
Otro eje, promovido en este caso por el experimentado en la materia de desarme Conte, fue la entrega de armas. Esa iniciativa se aplicó dentro de la "Misión Desarme" que ya Chávez había comenzado. Al mismo tiempo se afianza el "sistema de participación comunitaria "que utilizaba la Revolución Bolivariana. Eran comisiones multisectoriales de vecinos, organizaciones comunales de base a la que asistían representantes del gobierno que más tarde, y después de ser purgadas, mutarían en los infames colectivos bolivarianos.
Lo que Appiolazza y Conte al día de la fecha no se critican es que gracias a las estructuras de desarme civil que ellos entre tantos otros contribuyeron a formar y fomentaron, el poder antidemocrático encontró un pilar para sostenerse sin mancharse las manos como sucedió el domingo pasado. "Hay mucha efervescencia ideológica de ambos lados y mucha vocación de cambiar lo que está mal. El problema es que hay puntos de vista muy diferentes entre gobierno y oposición. Lo positivo es que hay mucha movilización popular y pasión para encarar las reformas, lo que resta definir es cómo se hacen", sentenció Conte en el 2006. Ahora sabemos cómo se hicieron. La mentira desarmista se reveló con sangre y muertos, torturados y secuestrados frente a las cámaras. Los colectivos bolivarianos, por ser entes populares militantes del modelo central, tuvieron acceso a las armas y a los beneficios (escasos como siempre sucede en estos estamentos) que su fervor partidista les otorgaba. Son las patotas que se llevan la comida después de los militares chavistas, son los balean a los manifestantes desarmados, son los que arrearon a los indecisos a votar, los que hostigan, los impunes y lo pueden hacer porque tienen el monopolio de la violencia.
Algo parecido se viene gestando desde hace años en Argentina. Quizás el ejemplo más evidente sea el caso de Santa Fe, en donde desde el 2014 comenzó la persecución a los legítimos usuarios con Corral. Se puso a todos dentro la misma bolsa. Criminales y honestos eran lo mismo. El manual desarmista de la Red Argentina para el Desarme que aplicaron personas como Conte y Appiolazza, estaba en auge y vendieron que poniendo trabas a los honestos, el crimen descendería. Hostigando a las armerías y comerciantes, los contrabandistas de armas dejarían de proveer a los narcos y ladrones. Dificultando los trámites a los tiradores y personas dentro de la ley, haría que los delincuentes entregasen sus armas... Es un pensamiento, cuanto menos, idiota. Al día de hoy, con solo encender la TV o entrar en algún portal de internet sabemos la policía sigue infiltrada por mafias, los crímenes y delitos no bajan y las armas ilegales, muchas que son de imposible acceso a los legítimos usuarios, siguen apareciendo en los operativos policiales.
El desarme civil no sirve porque es una mentira y es usado por políticos tibios, como excusa, para proteger y formar núcleos mafiosos muy rentables. Es, también, la herramienta de los opresores y la base de la caja del dinero en negro. Las armas en manos de los ciudadanos garantizan una democracia saludable y una república fuerte. A los dictadores como Maduro no se los saca por medio del voto ya que ellos manejan la violencia estatal y el recuento en las elecciones. No existe una moralidad superior en rechazar la realidad de que las armas en manos de los ciudadanos impiden que los gobiernos se abusen. Eso no es ser pacifista, eso es ser cobarde. Pacifista es saber que uno tiene la capacidad de hacer daño y elige no hacerlo. Ahí está la moral superior, el mérito. Eso lo saben bien los autoritarios y por eso desarman a la población. Las dictaduras son posibles gracias al desarme civil. Si se lucha por sostener la democracia y la república, si se lucha por la libertad y porque el colectivismo empobrecedor desaparezca, las políticas de desarme civil deben dejarse de lado en su totalidad y de inmediato. Falta gente con ganas y coraje de hacer un cambio verdadero en el ANMAC como bien se ha hecho en otras áreas del Gobierno. La realidad es que las armas en manos de los ciudadanos garantizan la Constitución Nacional, todo lo demás favorece a las dictaduras.
Rubio Gustavo S.
Legítimo Usuario
Profesor de Inglés
Columnista sobre Armas y relacionados en Decilo Fuerte
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